India-Pakistán: La guerra periódica

19/05/2025

Es la quinta vez que ambos países se baten en duelo; hablemos del origen del conflicto y por qué no aparenta solución.

Soldado indio haciendo guardia en Cachemira (Infobae)
Soldado indio haciendo guardia en Cachemira (Infobae)

El subcontinente indio, alguna vez la joya de la corona británica, se convirtió en una caja de arena para experimentar con el fenómeno de la nacionalidad. Se trata de una caldera no solo de culturas sino de religiones radicalmente diferentes: Pakistán es de mayoría islámica sunita, mientras que la India practica mayoritariamente el hinduismo. Por si fuera poco, sumemos a esto una provincia en disputa haciendo de mecha: Cachemira. Analicemos el origen del conflicto y como llegamos al enfrenamiento actual.

Los mellizos asiáticos

India y Pakistán compartieron administración mediante el Raj, cuando todavía eran colonia británica. Terminada la segunda guerra mundial, quedaba claro para Londres que no era un dominio sostenible en el tiempo. El Congreso Nacional Indio exigía la independencia del subcontinente bajo una nueva administración hindú, mientras que la Liga Musulmana —centrada más en el norte— buscaba liberar al territorio con preponderancia islámica. India no es una región culturalmente homogénea, sino todo lo contrario: podemos hablar de más de dos mil culturas y 20 lenguas. Si a esto le sumamos dos religiones tan diferentes como el islam y el hinduismo, que ni siquiera comparten concepción como suele ocurrir con las religiones abrahámicas en occidente, podemos concluir que se trata de un punto geopolítico caliente.

Podría decirse que India y Pakistán tienen un particular punto en común: ambos Estados son construcciones demasiado abarcativas para lo que realmente representan. Fueron llevados a la independencia por grupos radicalizados que, con justos motivos, prefirieron unirse en un gran movimiento plural antes que seguir formando parte del Reino Unido. Lo único que pudo dividir en dos a este movimiento fue la religión. Vale aclarar que el subcontinente posee más de dos creencias, pero representan menos del 7% sobre el total.

Tenemos entonces a dos nuevos Estados conformándose dentro de una colonia en decadencia, con las siguientes características:

  • Una gigantesca variedad de culturas con sus propias lenguas, dialectos y costumbres.
  • Dos religiones predominantes profundamente opuestas.
  • Fronteras indefinidas.
  • Un residuo de instituciones centradas exclusivamente en brindar utilidades a la corona.
  • Un enorme ejército sin lealtades claras.
  • El auge de la Guerra Fría.
  • Un Reino Unido desinteresado por el resultado, más preocupado en como desligarse en cuanto ocurra la catástrofe. 
La crisis inmediatamente posterior a la Indian Independence Act era totalmente predecible. En Londres se sabía lo que estaba por ocurrir. Sin embargo, la realidad es que la estructura social del subcontinente estaba lacerada desde hacía años y, por más que se hubieran tratado de hacer las cosas bien —que no fue el caso—, el estallido era inevitable.

De la partición a la guerra

Finalmente, en agosto de 1947, el dominio colonial británico llega a su fin en India-Pakistán. Fue Sir Cyril Radcliffe quien decidió el futuro de más de 400 millones de personas: un británico que nunca había estado allí, quien se fue apenas se aseguraron los acuerdos.

Las fronteras entre India y Pakistán se trazaron en base a tres variables:

  • La distribución religiosa, básicamente la esfera de influencia de los dos movimientos independentistas predominantes.
  • Los territorios administrados directamente por el Raj (provincias británicas).
  • Los principados.

Los primeros dos factores (religión y provincias británicas) se labraron en conjunto. Esto definió la primer plantilla, una división de los dos nuevos Estados unilateralmente diseñada por Londres. Quizás la decisión más polémica es la inclusión de un enclave en el este, lo que luego se convertiría en Bangladesh. El tema de los principados es un poco más complicado; estos territorio dependían de la aprobación del príncipe local. Cuando hacemos mención a un príncipe, nos referimos a dinastías históricas del subcontinente y no a príncipes extranjeros.

Sir Cyril Radcliffe, 1949
Sir Cyril Radcliffe, 1949

Los príncipes tenían en cuenta sus propios problemas para decidir si formar parte de Pakistán o India. Primero miraban sus intereses y religión personal, posteriormente analizaban la cultura y religión predominante del territorio que gobernaban. También era importante tomar en cuenta la posición geográfica. Con estas condiciones, los príncipes se distribuyeron manteniendo las fronteras más o menos ordenadas. No obstante, surgieron tres conflictos graves:

  • El príncipe de Junagadh decidió unirse a Pakistán, pero gobernaba una mayoría hindú. El joven Estado indio anexo la región mediante una intervención militar, legitimando su accionar con un plebiscito posterior.
  • El príncipe musulmán de Hyderabad quiso la independencia. India ocupó el territorio.
  • El caso inverso fue el de Cachemira, gobernante hindú de mayoría musulmana. Entre dudas fue invadido por Pakistán, por lo que exigió la inmediata anexión por parte de India.

Cachemira sentenció el bautismo de fuego de las fuerzas armadas indias y pakistaníes. Dada la distensión de las condiciones británicas, es milagroso que a día de hoy Cachemira sea el único conflicto territorial grave entre India y Pakistán. Existen otros desacuerdos territorialescomo el Punjab o Bengala—, pero ninguno ha llevado al borde de la guerra a ambos países tantas veces. Pero no todo son conflictos militares entre Estados, por supuesto. Antes de hablar de las guerras indo-pakistaníes, necesitamos hablar de la crisis humanitaria inmediatamente posterior a la partición, la cual dejó un saldo estimado de 1 millón de muertos y hasta 14 millones de desplazados.


El doble éxodo

Con la aparición formal de los Estados de India y Pakistán, se dio lugar a una migración masiva. Súbitamente, con la firma de un documento, millones de personas se encontraron del lado incorrecto de la frontera. No olvidemos que las decisiones censitarias fueron tomadas en base a "mayorías", no a totales. Estas dos nuevas nacionalidades, cada una basada en una religión y un grupo de culturas localizadas, estaban, en la práctica, amalgamadas.

No es de extrañar entonces que hubiera movimientos migratorios entre los Estados. Lo que si es sorprenderte es la cantidad de violencia ligada a estos cambios demográficos. No solo se abandonaban hogares por cuestiones patrióticas, sino que hubo una enorme cantidad de migración forzada. De todos los motivos, la violencia sectaria es tal vez el más notorio. Todo el odio acumulado entre ambas confesiones religiosas, contenido en algún momento por fuerzas de seguridad británicas, estalló en cuestión de días. La intolerancia era tal, que incluso las fuerzas de seguridad locales protegían únicamente a quienes compartían sus creencias, llegando a atacar (en algunos casos, a exterminar) a grupos locales de fe diferente.

A esto se sumó el colapso casi instantáneo de cualquier autoridad capaz de contener el caos colectivo. Los oficiales británicos ya no tenían poder, las autoridades locales estaban desbordadas, y los dos Estados carecían de instituciones capaces de atender la crisis. Los dos bloques del momento, occidente y el comunismo del este, miraban con interés el resultado de la independencia. Por ejemplo, una carta diplomática de Estados Unidos predecía la magnitud del conflicto y veía beneficiosa la aparición de Pakistán en el marco internacional. Por otro lado, a través de Estrella Roja (un diario oficial del órgano de defensa soviético), se culpó al imperialismo británico de la crisis posterior a la partición, mencionando una "división artificial" entre dos Estados y el fomento por parte de Reino Unido de las diferencias religiosas.

El éxodo ocurrió justo tras la independencia, y dos meses más tarde estalló la guerra indo-pakistaní en Cachemira. Sin embargo, el éxodo fue indiscutiblemente la mayor crisis humanitaria. En todo caso, el conflicto armado agravó aún más la ya crítica situación desencadenada por la migración masiva.

Los conflictos

En lugar de hablar en detalle en cada guerra, lo cual no es el propósito de esta entrada, vamos a hablar de todos los conflictos militares que hubo entre India y Pakistán desde su independencia hasta hoy. En cada punto destacaremos: origen del conflicto, periodo de tiempo, muertes estimadas, y consecuencias generales. La única excepción será el conflicto actual.

Primer conflicto de Cachemira

  • La guerra estalla cuando el príncipe hindú Hari Singh pide auxilio a la India, luego de una invasión por parte de Pakistán. El territorio era de mayoría musulmana.
  • Se lleva a cabo entre octubre de 1947 y enero de 1949.
  • Alrededor de 6 mil muertos en ambos bandos.
  • Como consecuencia aparece la línea de control, se profundiza el éxodo y se polariza el conflicto religioso. Al rededor del 30% de Cachemira pasa a ser parte de Pakistán.

Segundo conflicto de Cachemira

  • Pakistán lanza la Operación Gibraltar: el objetivo es infiltrar insurgentes en Cachemira con el objetivo de provocar una rebelión contra India.
  • Se lleva a cabo entre agosto y septiembre de 1965.
  • Alrededor de 8 mil muertos en ambos bandos.
  • Como consecuencia se firma el Acuerdo de Tashkent, mediado por la Unión Soviética, donde se normalizan las relaciones y no se anuncian cambios territoriales.

Guerra de independencia de Bangladesh

  • Pakistán reprime el movimiento de libertad bengalí mientras que India apoya a los separatistas. El conflicto bélico se origina con un bombardeo pakistaní sobre India.
  • Duró tan solo 13 días, entre el 3 y el 16 de diciembre de 1971.
  • Alrededor de 13 mil militares muertos entre ambos bandos, las muertes civiles se estiman en más de un millón.
  • Como consecuencia, Bangladesh se independiza de Pakistán. Además se firma el Acuerdo de Shimla, donde se restauran parcialmente los cambios territoriales en Cachemira debido al conflicto.

Guerra de Kargil

  • Similar a como intentaron en 1965, Pakistán infiltra tropas y milicianos en la región de Kargil (Cachemira). Tensión alta debido a que ambos Estados poseían capacidad nuclear.
  • Se lleva a cabo entre mayo y julio de 1999.
  • Alrededor de mil muertos entre ambos bandos.
  • Pakistán se retira luego de la presión de Estados Unidos, no hay cambios territoriales.

Tercer conflicto de Cachemira (actualidad)

En abril de 2025, un atentado terrorista en Cachemira dejó 26 muertos. India responsabilizó a Pakistán, suspendiendo el Tratado de Aguas del Indo; en respuesta, Pakistán suspendió el Acuerdo de Shimla. El 7 de mayo India lanza la Operación Sindoor, una serie de ataques aéreos a gran escala que dejó un saldo de 31 muertos. Pakistán respondió de manera similar, escalando el conflicto. El 9 de mayo se firmó un alto al fuego que duró muy poco, pero a fecha de hoy, 19 de mayo, parece que las aguas se están calmando.

Sin solución a la vista

En conclusión, este último conflicto es uno más de muchos habidos y muchos por haber. Se trata de dos países que nacieron de un propósito noble, como lo es liberar a un pueblo de su colonizador. Tenemos frente a nosotros dos naciones que, antes de ser unificados bajo el Raj, no existieron a lo largo de la historia. El subcontinente indio se caracterizó durante siglos por estar profundamente fragmentado, tanto cultural como religiosamente. Aunque hoy demos por hecha la existencia de ambos, forjar dos identidades claras no fue fácil; sin embargo, la tarea fue, hasta cierto punto, exitosa. Estas dos nuevas nacionalidades buscan legitimar su existencia aún hoy mediante sus reclamaciones territoriales, llevándose por delante la vida de de miles de personas.

India y Pakistán reflejan un conflicto humano que ya no está tan presente en el mundo occidental, donde la gran mayoría de fronteras están definidas desde hace muchísimos años. En Europa fue la transición de simples reinos a Estados-Nación, posteriormente se dio en el contexto de la post-colonización: ocurrió en América a lo largo del siglo XIX, ocurrió en el siglo XX en Asia y África donde lamentablemente sigue habiendo muchos de estos casos no resueltos— y ocurre hoy en el subcontinente indio. No hay línea de control que pueda poner fin a un conflicto con raíces tan profundas en el nacimiento de ambos países. Podemos esperar letargos y escaramuzas, al menos hasta que se formalice la desaparición de Cachemira como tal y surjan dos nuevas provincias reconocidas tanto por India como por Pakistán.